Chapoteando bajo el granizo
La metralla de frío
penetró mi carne,
miré el lodazal anaranjado
pegajoso y ferroso.
Polvo que baja del cerro,
arcilla sin tamizar,
pasta cargada de magia.
Llueve en el caserío,
pedazos de hielo granizado,
se bambolean los bucares,
los apamates, veras y cujies,
se pegan las cabras al cerro,
bajan quebradas resucitadas
Sigue ametrallando el granizo,
amenazas de silencios humanos,
recuerdo los cien días de lluvia
sobre el Macondo inmortal,
no resisto la tentación
y me lanzó al chapoteo
del barro anaranjado,
mientras me baño
en la lluvia de granizo.
Siento el cuerpo,
baleado por el hielo.
Pablo Quintero Rodríguez.