Contemplando tu despertar.
Nadie ve las estrellas, sin mirar al cielo, en las mañanas.
Si tan solo comprendieras las verdades del cielo,
te darías cuenta del cambio de los cometas,
cuando surcan lo desconocido, sin conocerlo.
Ahí, entre las nubes verdes, descansan tus sueños,
desconectados del mundo real, que se olvida
cuando los ojos duermen, sin una sonrisa.
Distante sin rencores, duermes entre los brazos
aferrando tus sueños de las mañanas despierto.
Quien duerme olvidando los temores que le rodean,
vive la vida, con alegrías eternas.
Duerme abrazada a los sueños sin alas
que escuchan los sonidos del alma, callada.
Sentir que es temprano, aunque la noche se escapa
con las primeras luces, que no avisan nada.
Duermes, sigues aferrada, como un suspiro
que se escapa de tu alma sin alas.
Miro tus labios, para besarlos sin calmas,
susurrando los ruegos, para que no despiertes.
Robarte hasta el alma, sin dejar mientras duermes
de contemplar los misterios de la noche que pasa.
Cuando sin pensarlo, te duermes aferrada
olvidando que contemplo tu piel aun salada,
sin refugios, sin escapadas.
Duermes sin olvidar que guardo tus sueños,
como aguardo que mañana, también atrape tus sueños
sin escapadas.
Atrape tu piel abrazada, y tus ojos que duermen
como duerme tu alma.
Moisés Jorquera Vivanco.
Del Libro Amarte.