DICIEMBRE.
La niebla es un derrumbe
de nubes por las calles,
el sol, blanco y cansado,
no puede abrir la puerta de la aurora,
el latido mistral del horizonte
ni siquiera ese llanto de la lluvia
donde se para el tiempo o retrocede.
No puede abrir el verbo sin palabras,
la azucena de sangre de los labios,
el puño con las uñas hacia dentro,
ni esa muerte que cae gota a gota
sobre el pecho infartado donde habito.
He venido temprano, y ahí está
-hay una guillotina que cercena
el cuello de los vivos cuando pasan-
esa maldita puerta de dos hojas.
En la marea humana sobresale
su porte inconfundible de pantera.
Es Átropos, las dos
corremos a los brazos de mi padre.
María García Romero.
(Del poemario Versos a mi padre).