EL AMOR NO MUERE NUNCA.
A Rafael Mena García.
Él me clava sus ojos preguntando a los míos
en los campos oníricos donde a veces nos vemos.
Ojos de hierba verde que el rocío los cubre
y nos mecen los vientos con notas invisibles.
Mi palabra se rompe sobre frágiles quicios,
en el sueño no existe, sino ruinas del tiempo,
pero él sigue ahí, porque el amor no muere,
buscando a la muchacha de un verano remoto.
Instruye a la poesía y es de repente un pájaro
que mira Algodonales y se para en la Línea,
quizás por el recuerdo de un suceso innombrable,
y se esconde en un nido de escarcha que no veo.
Cómo decirle, amor, todos los días, naces,
todos los días son el día de tu muerte.
María García Romero.