COMO SUEÑO.
Un día, sin guitarra, sin luna, sin tus ojos:
vendrá la voz del viento,
negra y desdentada, beberá de la mano,
de la tierra -sedienta y renegrida-
beberá sin descanso la sal de las auroras.
Yo estaré dormido,
bajo la sombra aterida de las aves,
en los golpes de lluvia peregrina,
en el frutal esbozo de unos labios.
En cada sorbo la voz hará un camino,
para el silencio de entumidos huesos.
Y pasará de largo, hollando el fistol
de mi corbata; como sueño
al final de las calendas.
Everardo Antonio Torres González.