DIVINA COMPLICIDAD
¡Cuán delicadamente me enamoras!
San Juan de la Cruz.
Te invoque, ¡Oh Dios! desde mi llanto,
el goce sublime del dolor divino,
un amor sin tregua, sin medida,
adivinando mi levedad…
Hoy confunde mi risa con su llanto,
mi tristeza con su encanto,
para sentirte corazón, el alma.
Hoy me presiente
tanta ventura, ¡tanta!,
me llega de saberte
lágrima de mi llanto,
mi ternura escondida,
yo misma, multiplicada…
Ya no es sospecha,
es amor, añoranza compartida,
ese discurrir de un beso,
desde mi voz hasta su pensamiento,
en divina complicidad.
Cecilia Ortega Astorga.