EL MAGO
Los ruidos no se encierran,
se transfiguran, se
doblan como conciertos
inventados por muletas al pasar.
Óscar agachó sus ojos capulines:
tenía siete años y no adivinaba
por qué un cáncer invasor
devoró su pierna.
Envuelto en su capa negra
corta los días en cachitos,
con su vara mágica
en el arco iris los envuelve,
se los enviará a Dios,
ya no los antoja.
Soñaba ser un mago,
al tiempo quitarle musarañas,
detenerlo en el sitio de amor
donde había vivido.
Su madre con la risa perdida
intenta anular
el brebaje de la muerte.
Quiere cambiar la vida
por una sin formas
mas las espigas ya no se mueven.
Humo, sueños evaporados
y al alba embotella sus lágrimas.
Mima Gardea.