Mirad a ese hombre
Mirad a ese hombre,
no busquéis el arrimo de otra acera,
el atajo de otras calles
más prolijas en mostrar los escondites,
en habitar los disfraces.
Ese hombre.
Con su vaivén indeciso,
con su acritud,
con su acoso
su miseria.
Mirad, mirad despacio,
aunque a veces se os parezca,
aunque dé gritos el pánico,
aunque la arcada os envuelva,
mirad, mirad a ese hombre.
Acercaos,
aunque huela a soledad, a improperio,
a pudrición, a pobreza.
Acercaos, no os dé miedo
ni lo ocultéis,
que se muestre,
aunque se os manche de llanto
la vanidad de poetas,
aunque avergüence su estado:
hablad con él, rescatadlo,
y sed lo que sois…
apenas.
Juan José Alcolea Jiménez
Del libro «Cuando los nombres estén dados».
Premio «Pastora Marcela» 2012 en Campo de Criptana.