SIN ADICCIONES
Esta madrugada, mi mano te buscaba a tientas.
Percibí una ausencia letal, sabor a esperanza desahuciada.
Tu espacio en nuestra cama, tibio lugar que muta los sentidos.
Ahora exhalaba un frío mortuorio, el que emiten los desencarnados
los que ya no sienten, sin embargo,
una vez también asieron sus manos al deseo y mataron con fuego a la soledad,
y la flama como estaca mató su sombra,
Ellos son los merecedores de vivir en el recuerdo.
Tus sentidos pueden evocar la cercanía,
o gritar su nombre en medio de la tormenta, golpear con tus puños la pared.
Monologar, saturada de preguntas sin respuesta,
o culpas encubiertas con una digna altivez.
¡Manojo de flores negras!
Hasta que digas: ¡basta!
Tiempo….hastío, tu ausencia a pesar de tu presencia;
veneno mortal de los amantes.
La almohada acurrucó mis sueños,
mezcla de abandono, invierno sin café.
Brújula perdida en el recoveco de mi sentimiento.
Sin motivos para tangas de encaje.
Sol que lastima mis pupilas.
Hasta que mis lágrimas purgan, ahuyenta el dolor.
Encuentro mi sombra, nos miramos, con esa mirada que acaricia y conforta
¡Nos tenemos!
Sin ti, percibo otro amanecer.
Antonia Rivera Cháidez