TIC TAC TIC TAC
Tic tac, tic tac
¡Rápido palpitan las agujas del reloj!
Rápido también pasa el tiempo
Como brisa sobre la hoja
A penas uno se da cuenta
Que el ayer ya pasó y no volverá
Así la piel toma arrugas y baja la visión
Ya se necesitan lentes para leer
Ya apenas los pies aguantan
El peso del cuerpo
Como hojas muertas, uno se marchita ante sus propios ojos
Tic tac, tic tac
El tiempo va corriendo con más
Velocidad cada día, a medida
Que avanza firme y silencioso
El tren que se come lunas viejas.
El hombre es la presa indefensa
y el tiempo, el verdugo que come los destellos del sol y los rayos
de luces nocturnas tragando las aguas de cráneos vencidos.
El reloj colgadito sobre la pared
Está firme, quieto, sin moverse
Pero su pulso acelerado aspira
Los segundos, los minutos, y horas
Continuamente y sus agujas
Sin cesar viajan de sol a sol
De lunes a domingo
De enero a diciembre
Así como el tren o la piedra
Atropella al hombre dejándole
Arrugas quitándole brillo y belleza
Fuerzas y gozo y ambiciones
Lastima mucho que el hombre
Haya podido tener preso el tiempo
En un reloj o un calendario
Pero se quedó bajo su total control.
Tic tac, tic tac
El tiempo pasa inexorablemente
Llevándose al hombre que sin elección
Obedece porque está sometido
A la ley del tiempo: Nacer, crecer, perecer.
Paul Atangana Atangana.
Camerún.