LA RESPUESTA
Hay personas especiales, pero nada como lo que ella representa, su luz, dulzura y empatía convertidos en cabellos rojos tan brillantes como el sol de invierno; me encontraba agonizando entre silencios y epitafios, nunca imaginé que ella aparecería, resplandeciente, derritió mi mirada por completo y entonces abrí mi corazón.
Si es aquí donde debo aferrar mis pies, entonces lucharé cada batalla para estar a su lado, la sangre derramada es solo una excusa para no continuar, pero cada herida habrá valido la pena si ella sigue mirándome con la misma emoción de aquel día.
Hay magia en cada uno de sus movimientos, emana ternura en cada una de sus palabras y yo, paralizado, con la mente en blanco no puedo procesar pensamiento alguno al verla caminar hacia mí.
Es como si todos los pensamientos y deseos perdidos en mi cabeza se volvieran uno solo y ella fuera su forma humana, como la voz que llega para hacerme saber que no estoy vacío, que existe un mundo más allá de lo que nuestros ojos nos condenaron a ver.
El amor es un arma peligrosa, puede llenarte por completo o puede ser la daga que desborde los ríos que inundan y ahogan nuestros corazones, pero si de algo estoy seguro, es que la palabra «amor» no sería más que un conjunto de cuatro letras de no ser por su sonrisa.
Había estado buscando una respuesta, esperaba por alguien que me tomara de la mano y curara este cáncer en mi alma, pero al final, lo que necesitaba encontrar, siempre fue ella.
L.E.O. Hernández