INSPIRACIÓN.

…el chapulín con sus colores de samurai grande y fuerte…

Todo te sorprende, todo te llama la atención, no dejas de admirarte ante las cosas que te enseñan sus maravillas, es la intuición creadora que te mete al interior de las cosas.

Todavía eres una niña y lo puedes entender fácilmente. Por ahí dicen que los niños tienen una capacidad de asombro increíble, todo se les hace fabuloso y le encuentran algo fantástico. En contraste, ante lo rutinario de la vida y la fuerza de la costumbre el adulto ve pero no ad-mira, pasa la vista sobre las cosas pero no penetra en ellas, con lo que el mundo pierde todo su atractivo y con ello la vida.

Miras y ad-miras en el crepúsculo esa bola roja que tímida se asoma en el horizonte y de inmediato piensas en una historia para explicar a tu manera el origen de la bandera del Imperio del Sol Naciente. Los detalles de una minúscula flor entre la maleza de un lote baldío te detienen para que los contemples; el chapulín con sus colores de samurai grande y fuerte; el movimiento ondulatorio de la oruga negra y peluda que despaciosa engulle las hojas de las hierbas; las formas siempre cambiantes de las nubes que juegan con todos los colores que pueden. Atracción de la naturaleza, espectáculo de Dios para el gozo de los mortales.

Ves y penetras al interior de cada cosa. El asombro te hace sentir algo adentro de ti, algo que no sabes definir y te hace gritar, cantar, reír; lo guardas en tu corazón y al llegar a casa te obliga a escribir. Te metes en las cosas y ellas en ti, con lo que se hacen una sola realidad, se unifican en tu ser.

Eso que sientes es la emoción estética, el impulso vital de la intuición creadora. Déjala ser en todo momento, no la retengas; permite fluya con la libertad del aire, sin nada que la detenga, deja que las palabras nos comuniquen tus sentimientos, tus emociones, para que todos podamos compartirlas en ese gran esplendor que te hace brincar de alegría, pues sólo así, con esa frescura del sentimiento puro es como surgen las grandes obras literarias.

Te puedo decir hija mía, siempre ad-mira el universo, dirige tu mirada, haz que te aproximen y tengas contacto con las cosas que te rodean como si fuera la primera y última vez que las vieras, deja que se mantenga viva la chispa de la intuición creadora propia del alma infantil, nunca la abandones a pesar de que tu cuerpo crezca y pasen sobre él los años, a pesar de que la sociedad te quiera obligar a comportarte como un adulto adusto, serio. Ponte la máscara que te piden, pero adentro de ti mantén vivo tu espíritu de niña que se asombra de todo; escribe los motivos de tu admiración que es allí donde se encuentra la belleza que nos quieres comunicar y te aseguro que lograrás grandes y permanentes obras de arte. Recuerda siempre que ese impulso vital es lo que algunos llaman inspiración.

Phillip H. Brubeck G.