CERRO DE LA SILLA.
El gigante duerme envuelto entre nubes y niebla, desea descansar, la ciudad es ruidosa, inquieta no cesa de laborar día y noche, siempre igual, en constante actividad; pero el Cerro de la Silla ansía algo de reposo, no quiere dejarse ver, de vez en cuando mira a su alrededor, el sol no brilla, no calienta, el clima invita a reposar.
A pesar de ello el Cerro no se siente cómodo, se revuelve entre la niebla y observa su entorno, hay movimiento en la ciudad, nunca cesan, siempre inquietos. Lentamente se descubre de su cobijo y deja ver parte de sus laderas, aún no decide lucir su cima que cubren las nubes.
“¿Por qué la ciudad no descansa y me permite reposar? La niebla es suave, las nubes acogedoras, quisiera reposar entre ellas.”
“El sol comienza a enviar algunos tenues rayos por entre las nubes, tendré que erguirme, despojarme de la niebla, la gente espera verme. ¡Qué fastidio! Ser un símbolo, tener que estar siempre presente y mostrarme majestuoso a pesar de mi fatiga.”
“Yo no quería ser símbolo, pero la ciudad me hizo tal y ¡este es el precio!”
Beddy Gamboa Lugo.