Más aprisa, Parte 1.

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Más aprisa, parte 1.

Más aprisa, parte 1

– Uno… dos… tres… cuatro… cinco… seis… siete… ocho… nueve… diez… once. ¡Once segundos! ¡Qué barbaridad!

¡Esto está excesivamente lento!

Se quedó mirando la página web que brillaba en su pantalla, algo había sucedido durante el pequeño receso de veintisiete minutos que se tomó para ir a comer, y al regresar, cuando volvió a encender la computadora, notó esta terrible lentitud.

– Esto está preocupante -pensó en voz alta Epifanio-, le tengo que informar a mi ingeniero en sistemas para que encuentre el error y lo solucione, cualquier página o blog debe responder en menos de cinco segundos, si se tarda más la competencia se lo come a uno, la audiencia se desespera de inmediato, y nomás por ese detallito lo abandonan. El problema es que con esto va a descender mi algoritmo en Google y luego voy a pasar a una posición desventajosa en los buscadores.

Presionó una tecla y de inmediato cambió la imagen en el monitor para aparecer el programa editor de Photo Shop ultraprofesional. El simple contacto en otro botón activó un nuevo comando y aparecieron diversas imágenes. Seleccionó la que resultó ser la más adecuada para el texto que pretendía agregar. Con la precisión proporcionada por la experiencia, rápido terminó de elaborar el post que requería.

– Una imagen vale más que mil palabras. La proporción exacta de imagen y texto, Facebook no le pondrá peros.

Hizo clic en otra pestaña del ordenador y apareció el editor de la página web. Incluyó el post que acababa de crear, vio que estaba bien, le dio la orden de guardar y publicar. Sin tardar más cambió de actividad.

En otro rincón muy lejano del cibercosmos, ella encendió su computadora, como de costumbre se puso a navegar en Facebook, viendo los encabezados, las imágenes, no encontraba justificación alguna para detenerse a leer. “Si se tarda uno de más, no alcanza a revisar lo que los demás publicaron.” Plenamente convencida recordó que las respuestas deben ser rápidas, los emoticones sirven para expresar las emociones, una carita feliz: me gusta; un corazón: me encanta; un perrito llorando: estoy triste; un corazón roto: una terrible decepción amorosa me aflige; una cara de sorpresa, de aturdimiento o de enojado, todo expresa una idea completa, así no se pierde tiempo escribiendo; y si requiere palabras, omite letras para que por simples sonidos dé a entender lo que se quiere expresar.

Continuará…

Phillip H. Brubeck G.

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