Mi regalo de Navidad

Mi regalo de Navidad

Su madre se había sentido mal, mareos, vómito, algo de dolor. Eran molestias soportables, no le avisó a su hijo Roberto para no alarmarlo.

Mañana es diez de mayo, le dijo Roberto a su esposa Cecy, vamos a comer al centro y comprarle un detalle a mi mamá.

Se fueron a comer, Roberto ordenó flores para Cecy, el niño y la niña le llevaron sus regalos. Se la pasaron bien.

Terminaron de comer, fueron a buscar el regalo para la mamá de Roberto. Una caja de jabones perfumados que tanto le gustaban, y un bolso.

Al otro día llegaron con el regalo, los nietos se lo entregaron, Cecy llevaba el clásico pastel.

Roberto se tomó la foto con su madre dándole el ramo de rosas blancas y rojas.

Para fines del mes de junio Roberto llevó a su mamá con el Doctor, hay tumores les dijo, la mandó con el oncólogo. El diagnóstico cruel, invadida de cáncer. Para mediados de noviembre el desenlace fatal.

Roberto, cayó en depresión, Cecy lo animaba, terminaron llorando ambos.

Llegó diciembre, el estado emocional de Roberto no mejoraba. A Cecy le llegó la invitación, Concierto Navideño en el teatro de la ciudad. Le pidió a Roberto que fueran, extrañamente accedió sin insistirle.

Así, llegaron al concierto, tercera llamada, se apagaron las luces de la sala, quedaron las del escenario, iniciaron con el Cannon de Pachelbel. Al lado de Roberto se sentó una dama, elegante, con sombrero de ala ancha que le impedía ver su rostro.

Roberto percibió el aroma de los jabones que tanto gustaran a su madre, sintió que las lágrimas humedecían sus mejillas.

Cerraron el concierto con el Aleluya de Heandel. A la mitad de la interpretación la enigmática dama se paró, se fue dejando el aroma de su madre.

Las luces se encendieron, Roberto vio en el asiento que había ocupado la dama un bolso, igual al que regaló a su madre el diez de mayo.

Sin decir nada a Cecy salió presuroso llevando el bolso, buscó en calles aledañas y no la encontró. Llegó hasta las puertas de un templo, “quizá esté allí pensó”…no estaba.

“El bolso debe traer alguna tarjeta con la identificación” de la dama pensó, en el atrio del templo lo abrió…solo traía una foto, era la que se tomó con su madre cuando le dio las rosas rojas y blancas.

» Para que lloras si estamos juntos» decía al reverso la fotografía.

Regresó al teatro, Cecy lo miró extrañada, Roberto tenía el semblante diferente, llevaba una sonrisa feliz.

–A dónde fuiste –preguntó.

–Fui por un milagro –contestó.

Jesús Nevárez Pereda.

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