El viejo

El viejo

–Buenos días, señor. ¿Es usted Pastorino?

–¡Ah, caramba! Y usted, ¿quién es? ¿A qué se debe su…?

–Discúlpeme, señor Pastorino. Tenemos un amigo en común, un poeta, un escritor, un….

–¿Sí? ¿No será el Licenciado…?

–Si, amigo. Ese mismo. En estos días nos habló de los jóvenes, de la juventud. Y yo digo, ¿y de nosotros los viejos nadie habla? Nos dejan en el olvido, amigo Pastorino.

–¡Ah, caramba! Paviejo, yo. Usted tá muy joven, amigo. ¿Cómo le hace un joven para sentirse viejo, y estar hablando de los viejos? ¡Eso si es verdad que yo no lo entiendo!

–No, Pasto. ¿Puedo llamarte Pasto, como lo hace nuestro amigo?

–Claro, profe. Usted es profe, ¿verdad?

–Si, Pasto, pero dime simplemente amigo, u Oswaldo. Lo de profe, se muestra.

–Okey, amigo.

–Te decía, Pasto. Yo, hace unos años, decidí “sacar a trompadas” el viejo que todos queremos instalar en nuestro ser una vez cumplimos cierta edad.

–Eso sí es verdad.

–Saqué, amigo Pasto, literalmente “a coñ…” a ese viejo que se instala y solo nos trae al pasado, a las rabias, a las decepciones, a las cosas que debía hacer y no hice, a los amores perdidos, a las metas truncadas, y sobre todo, Pastorino amigo, olvidé a ese viejo interno que no nos deja afeitarnos bien la cara antes de salir, planchar la camisa y ver que no esté sucia, peinarnos bien porque vamos a salir, echarnos el perfumito que usábamos de jóvenes, a…

–Carajo, profe amigo, eso sí que es verdad. ¿Cómo no lo había…?

–No, Pasto. Sí lo habías pensado, pero ese viejo cuando se instala, te domina, y te abandonas, y te descuidas, y no te cepillas, y no limpias tus zapatos. Y si te duele un diente, Pasto. ¡Ay, dios mío! El viejo no deja que te lo arregles, y te lo sacas. Entonces, ¡viejo y desdentado!

–Cónchale, profe amigo. Yo voy a sacar también a coña…. A ese viejo que no me deja vivir dignamente mis dorados años, definitivamente, profe amigo.
Una, pregunta, profe. ¿Puedo compartir con nuestro amigo Licenciado, estas ideas? Yo creo que él debe tener como sesenta y dele, profe, y no sé si él tiene el viejo ese instalado en el chip. Si lo tiene, voy a ayudarle para que se lo saque.

–Claro, Pasto. Nos vemos. Antes de salir, mira que vas bien afeitado, bien peinado, limpio, planchada la camisa, sin manchas de salsa kétchup, los zapatos bien pulidos, y un poquito de Old Spice.

–Nos vemos, profe. Seguro. Yo ya empecé a sacar al viejo. ¡Se resiste, pero pa`fuera va!

Oswaldo Adelis Abarca.

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