Solo pidamos.
Cuando uno camina, por el sendero de la vida, se va encontrando con diversas situaciones, que van templando, al ser humano.
Al mirar las guerras uno se pregunta y cuestiona a la vez. Sin embargo no se puede tener solución a todo.
Los más afectados con las batallas que suceden en el mundo, son los niños, al quedar desamparados, muchas veces sin padres o sin hogar debiendo dormir donde puedan o donde sus frágiles cuerpos se sientan agotados por el cansancio.
El narcotráfico de igual forma, hace crecer las riñas entre las comunidades y después, nos la llevamos a casa, en el propio seno de nuestro hogar, estalla que allá consumido droga y te va convirtiendo en una piltrafa humana, que no le interesa nada, vendiendo todo y si no queda más que vender del hogar, comienza el robo.
Lo importante es como llegar a solucionar estos dos simples pero complejos hechos de la vida real. La guerra y la droga, pienso que la forma más razonable es pedir para que tengamos un mundo más justo, que podamos tratarnos como realmente somos, hijos de un vientre que trae la luz celestial al momento de nacer y he ahí, el segundo, del silenció más importante que podamos tener.
En está pandemia, debemos reflexionar y entre todos juntarnos en oración, no importando credo o raza, unidos por un interés en común, solo pidamos para que llegue a los rincones más alejados de este planeta “La Paz”.
René Julio Milla Auger.